Eclipse es una obra pictórica que captura el encuentro entre la luz y la sombra, el día y la noche, en un juego de contrastes emocionales y cromáticos. El sol, vibrante e intenso, irradia fuerza a través de colores cálidos que parecen palpitar, mientras que la luna, envuelta en tonos fríos y sutiles, evoca la melancolía y la nostalgia de la noche. La composición sugiere un diálogo entre ambos astros, una transición de estados que nos recuerda la naturaleza cíclica del tiempo y las emociones. La obra se convierte así en una metáfora visual del equilibrio entre opuestos, donde la energía y la calma coexisten en una danza etérea.